Revista de Crítica ISSN 2954-4904
Literatura


Hiram Barrios, Disparos al aire. Antología del aforismo en Hispanoamérica, Ediciones Trea, Gijón, 2022, 575 pp.


Junto al ejercicio de la traducción, la mirada crítica y el cultivo del minimalismo verbal, las investigaciones literarias de Hiram Barrios (Ciudad de México, 1983) en torno a la escritura abreviada conforman enclaves de regreso. Así ha sucedido con las compilaciones Lapidario. Antología del aforismo mexicano (2015, 2020), Aforistas mexicanos actuales (2019) y, en colaboración con Donato Di Poce, Silenzi scritti. Aforismi. Antología bilingüe Italiano-Spagnolo (2020). En todas las propuestas resalta la capacidad de trabajo, el rigor conceptual y el pleno conocimiento de la tradición paremiológica en el tiempo. El ensayista sabe que la creación específica personal se entrelaza con un legado colectivo, generador de nuevas lecturas, que transmite modulaciones y registros. Como escribiera Ricardo Piglia: “la esencia de la literatura consiste en la ilusión de convertir el lenguaje en un bien personal”. 

Al estudio de las formas mínimas en Hispanoamérica dedica Disparos al aire, un ensayo de amplio contenido y expandida selección de autores, que debe su nombre, según relata el ensayista en la nota preliminar, a José Antonio Ramos Sucre. El poeta venezolano empleó la expresión para borrar en el género cualquier efecto nocivo de agresividad verbal; más que pólvora empleada en abrir heridas en la ética del sujeto, los aforismos son salvas al aire. Una excelente definición, por cierto, sobre la perplejidad paradójica y nunca explícita del aforismo clásico.

La vigencia del aforismo en el trecho cronológico digital suele asociar la proliferación del cultivo a la mensajería precipitada y urgente de las redes sociales; por tanto, parece oportuno avanzar en el análisis con la evocación recuperada de la senda concisa. El género despliega su difusa sinonimia en el tiempo. Denomina una genética poco ecuánime que habla de formas sentenciosas, escritura fragmentaria, prosa gnómica y otros deslindes parciales. En cambio, resulta más precisa la ubicación del término por primera vez en la obra de Hipócrates, hacia el siglo IV a. de C., unido a la práctica médica y a la creación de hábitos saludables mediante una pedagogía fragmentaria. Ese momento germinal de la economía concisa poco a poco deriva hacia la reflexión ética, como sucede con las Meditaciones de Marco Aurelio, cuyo legado supone una clara evolución en el enfoque y marca una magnitud conceptual fuerte; los contenidos encaran un alentador propósito moral. En el Renacimiento la semántica de la tesela verbal estará más ligada al interés científico, y en los siglos XVII y XVII resalta en su empleo el carácter ético y moralista, hasta aflorar el yo individual del romanticismo y su cultivo del intimismo reflexivo. Pero, como investiga Hiram Barrios, las reformulaciones prosiguen hasta establecerse como estrategia expresiva de primera magnitud en muchos escritores actuales.

El estudioso subraya como características del relato aforístico contemporáneo la condensación verbal, la discontinuidad, el aislamiento contextual como pieza autónoma, la discordancia y el despojamiento de la condición de certeza aleccionadora. Más que multiplicar respuestas, el aforismo distorsiona, invierte, sugiere posibilidades, ficcionaliza. Alumbra verdades relativas para entender el mundo y tiene un carácter proteico, apropiándose de estrategias discursivas con puntos de intersección.

La cuestión central del entramado argumentativo de Disparos al aire es la indagación en la dinámica del aforismo en Hispanoamérica. Desde una posición casi etérea o fantasmal la escritura aforística en el ámbito hispanoamericano nace para Hiram Barrios en los primeros pasos de la colonización y se mantiene casi inadvertida hasta los siglos XIX y XX. Su origen en el siglo XVI está ligado a los fragmentos de obras clásicas, cuyas enseñanzas se recuperan para el ejercicio de la medicina; también para el aprendizaje de la normativa militar y el derecho, con un enfoque ético y político.

Como recuerda el antólogo, en el siglo XIX el decir sentencioso es todavía una rareza; más que de aforismos, se hacen compilaciones de pensamientos escogidos, citas y notas sueltas de autores ilustres. Hay, sin embargo, algunos ejemplos de interés que merecen su inclusión en este balance como el cubano José de la Luz y Caballero (1800-1862) o el mexicano Ignacio Manuel Altamirano (1834-1893).

La ausencia de una única codificación añade en el primer tramo cronológico del siglo XX la aportación de las vanguardias con un lenguaje festivo y humorístico, y con una mirada próxima a las greguerías de Ramón Gómez de la Serna. La poesía, impregnando observaciones espontáneas, alienta el cultivo del aforismo lírico que en el mapa peninsular tendría en Juan Ramón Jiménez una expresividad iluminadora. Alcanzará después en Hispanoamérica su mayor acierto en la claridad enunciativa de Antonio Porchia.

La inclusión de setenta y cinco voces singulares diversifica la curiosidad indagatoria del microdecir. Cada escritor tiene su enfoque en estos ejercicios de concentración lingüística. Algunas voces hispanoamericanas han multiplicado su difusión y se han convertido en magisterios canónicos: José Martí, Carlos Vaz Ferreira, Rafael Barret, Antonio Porchia, Roberto Juarroz… Y son muchas los cultivadores actuales que hacen del aforismo una estrategia medular: Benjamín Barajas, Alejandro Lanús, Roy Herbach, o el mismo Hiram Barrios, quien ha velado su práctica aforística tras el papel de antólogo.

En el nutrido despliegue nominal se percibe de inmediato una disonancia cotidiana que debe servir de reflexión y alentar el impulso corrector: en esta larga senda del laconismo en el tiempo no hay voces femeninas. Solo figura el nombre de Mariana Frenk-Westheim, escritora y traductora de origen alemán que llega a México en 1930 y donde permanecerá hasta su muerte, cultivando las formas breves y traduciendo la obra de algunos autores clásicos. Tampoco en la reactivación del aforismo contemporáneo en el paréntesis finisecular que enlace el atardecer del siglo XX y la amanecida digital la identidad femenina ha conseguido primeros planos, salvo en casos contados como Alina Diaconú y Cristina Rivera Garza. Todavía la presencia de la mujer representa un mínimo papel en el devenir de las letras hispanoamericanas.

Completando los ya citados campos de estudio sobre la tradición nacional mexicana, Hiram Barrios revisa otras cartografías para reconfigurar el relieve aforístico.  Disparos al aire. Antología del aforismo en Hispanoamérica recorre de la mano de Trea, una de las mejores editoriales del género, un amplio espacio geográfico desde México hasta Argentina para dibujar los trazos de la austeridad concisa hispanoamericana, su evolución y su voluntad expansiva con casi tres siglos de cultivo. En ese tiempo el aforismo toma impulso para transcender fronteras y lograr una entidad fuerte, con parámetros propios y continuidad indiscutible. El excelente análisis histórico de Hiram Barrios muestra el momento de plenitud de una estrategia expresiva con entidad heterogénea. Abre ventanas a una galería de soledades que hacen de la economía textual un roce interior, un punto de fuga, un principio de vuelo.

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