Revista de Crítica ISSN 2954-4904
Literatura


Adolfo Castañón, En una nuez: guía de mis libros (1977-2022), Bonilla Artigas Editores, Ciudad de México, 2022, 272 pp.


Supe de la existencia de Adolfo Castañón porque algunos amigos, estudiantes, como yo, de la Facultad de letras, lo invitaron a participar en la primera —y creo que única— edición del Coloquio Alfonso Reyes. Discurrió, como es obvio, sobre la vida y obra del gran escritor regiomontano con quien comparte, amén de la agudeza, el don de la poligrafía. Pero no fue lo único: ofreció también un recital. Y, con él, la lectura de uno de los poemas que de entonces a la fecha llevo conmigo: “Volver a casa”. La voz que de allí emerge canta en clave homérica un retorno cuyo itinerario va de la incertidumbre hacia el portento:

Todos los días vuelvo a ti

sin saber si reconocerás al pordiosero,

si todavía tendré fuerzas

para templar el arco indócil, engañosamente dúctil

            de tu cuerpo.

—y darme a conocer.

Si la casa estará ahí

si no llegaré a encontrar mi sudario bajo la almohada.

Todos los días, en tu regazo,

sueño que me voy, que sueño que regreso y te reconozco

en el mar y en el camino,

que aquella isla es tu corazón.

Todos los días salgo hacia el mundo

templado por la fuerza de ese sueño

y todos los días, milagro, vuelvo a ti.

Me gusta pensar que sí. Que la casa no solo resiste, sino que, como el sueño, tiene una fuerza propia, un sustento más firme que la arena, la grava o el acero: las palabras. Palabras que sostienen el andamiaje entero del poema, pero también convocan los libros y las voces que lo hacen posible. Palabras como piedras que se unen entre sí y van formando el muro de una conversación, los marcos y los quicios de una casa donde habitan Ulises y el lenguaje, o bien, el lenguaje de Ulises que es a su vez la casa a la que, por milagro, siempre puede volver nuestro poeta.

En una nuez: guía de mis libros es, de muchas maneras, semejante. Un viaje de regreso a las palabras propias, esas que sorprendemos en la conversación y que sirven de umbral a los volúmenes que a la larga componen nuestra bibliografía. Es, como lo dice él mismo, una primera piedra en la edificación “de una autobiografía intelectual”. Si uno es, en verdad, los libros que ha leído, debiera poder ser los que escribió. Esos donde quedó constancia de las cosas que amamos y nos aman, los que albergan en sí los fragmentos del texto que hemos sido y del que aún seremos si es que no se detiene la escritura.  

Durar y dar —Durante y Dante— son las dos acepciones de las que Franc Ducros se vale para hablar del ciudadano que da paso al poeta. Durante, el que sufre, Alighieri también para más señas, deja lugar a Dante, el que da. No hay Dante sin Durante y no hay ninguno de los dos sin el decir. Sin los libros, repositorios vivos del decir, la persona civil cuyo nombre completo es Jesús Adolfo Castañón Morán, no habría dado lugar al que rubrica Adolfo Castañón y cuyo rostro, tal cual como el grabado que sirve de antesala a En una nuez, está hecho de papel, de ideas que toman forma del espejo de tinta en el que se reflejan.

Pero ¿cómo y de qué nos sirve un paseo por sus libros? Primero: como un “autorretrato editorial” que además algo tiene de inédito. “Salvo un par de casos de historiadores en México como Silvio Zavala o Eduardo Matos Moctezuma —dice Castañón— no parece existir más referente que Roland Barthes por Roland Barthes, esa autobiografía que dinamita los fundamentos mismos de lo autobiográfico”. Hay también una fuerte importancia documental que no desdeñarán aquellos que pretendan integrar la crítica del escritor, o bien, asumir la tarea —titánica, por cierto— de fijar el compendio de sus obras.

Y una cosa más: es una excursión guiada por la casa del hombre y del lenguaje; de un hombre que es lenguaje. Uno que, igual a Heinrich Schliemann —quien pudo dar con Troya por la guía de la Ilíada— buscó en Jerusalem un paraje apenas recordado, y se encontró un rincón “con un muro, un pozo y una higuera”; acaso ese jardín, plantado en una nuez, donde todos jugamos.

  • Derek Martínez diciembre 1, 2022 at 11:31 pm / Responder

    Una reseña muy completa que describe la poesía, narrativa, ensayo, crónica, en sencillas y acertadas palabras. Cargada de reflexión, la cual enciende una motivación a adentrarse dentro de la obra. Me gusta que cuente su experiencia con el mismo autor y me parece interesante el valor que este impregna en sus obras para generar impacto y hacer meditar a quien lo lee, el dar a conocer su esencia y razón de esta, la importancia de poner en concordancia nuestro saber y experiencia con nuestra persona, visualizar la importancia sobre las labores del escritor y poner como cimiento la palabra, generando la revalorización de nuestra realidad.

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