Tony Tulathimutte, Rejection, William Morrow, Nueva York, 2024, 272 pp.
Uno de los recuerdos más desagradables de haber cursado la secundaria y la preparatoria en Estados Unidos es el bullying. Entre los insultos predilectos de los acosadores estaba “you are a reject” y sus derivados. Este rechazo se extendía más allá de lo académico, abarcando la exclusión social, amorosa y familiar. En aquella época, la popularidad –determinada por la aceptación en grupos de amigos cool, la moda y la apariencia física– era el objetivo supremo. La presión por encajar resultaba agobiante y el odio hacia los rechazados era asfixiante. Tony Tulathimutte, escritor tailandés-norteamericano, lo sabe bien. Su libro de historias interconectadas Rejection surgió a partir de un profundo interés por el tema. En su búsqueda de obras sobre el rechazo encontró un vacío en el mercado editorial: solo los libros de autoayuda lo abordaban. Este descubrimiento lo motivó a aceptar el desafío de escribir una obra literaria completa en torno a él. Rejection contiene cinco historias que exploran las diversas caras del rechazo, desde el amoroso hasta el profesional y el existencial. Es un libro de cuentos, pero, a diferencia de otros del género, aquí las historias deben leerse en orden, pues cada una hace referencia a personajes y situaciones de tramas anteriores.
Cada uno de los protagonistas de estas historias comparten su estatus de rechazados o seres que rechazan y, por ende, terminan rechazados. Rejection podría describirse como una sátira intensa y multifacética que oscila entre momentos sórdidos, ironías mordaces y humor negro. Los relatos se desarrollan en entornos contemporáneos donde el mundo cibernético juega un papel protagonista. Correos electrónicos, cadenas de mensajes de texto, publicaciones en redes sociales y foros en línea como Reddit, se convierten en los escenarios perfectos para explorar las vidas solitarias de sus personajes. A medida que enfrentan el repudio, como mecanismo de defensa, caen en un aislamiento enfermizo, revelando su incapacidad para conectar con un mundo exterior que encuentran repulsivo.
La primera historia, “The feminist”, presenta a Craig, un hombre blanco heterosexual que en la preparatoria reconoce “the value of feminist values” y se autodenomina feminista. No obstante, a lo largo de las décadas, enfrenta un sinfín de rechazos por parte de las mujeres. A pesar de su defensa inquebrantable de los derechos de la mujer, su vida amorosa no existe y sigue siendo virgen a sus treinta y un años. Dispuesto a salir con una mujer, Craig se convence de que cualquier relación es mejor que ninguna, aun si es imperfecta, pues lo preparará para la relación ideal. Sin embargo, su entusiasmo feminista ya no se lo cree ni él. Las mujeres y sus amigas pronto perciben su falsedad, por lo que su búsqueda de aprobación lo lleva a explorar otras vías: “He cultivates academic achievement, surmising that income and status and intellect will enhance his appeal. And they do, but not for him: the same standards prevail in his field as everywhere else. The rich, beautiful, and broad-shouldered still get all the attention. Then again, so do the terrible and ugly! His female friends keep dating men with cratered skin, awkward manners, poor hygiene; talentless schlubs identified by their hobbies and tastes; philandering worms; controlling, abusive dirtbags. Even his awkward gay college roommate had had a girlfriend in high school, before he’d come out. Maybe they all deserved love—but surely no more than him?”.
Desilusionado por las elecciones de sus amigas feministas, busca respuestas en su “amigux” no binaria, Bee, sobre quien leeremos más adelante, pero al no lograr comprenderse mutuamente, terminan peleados. Craig intenta distraerse en el ejercicio, la masturbación y las aplicaciones de citas en línea; sin embargo, nada le funciona. Una vez más, se derrumba en una profunda depresión. En su aislamiento, se consuela en internet, donde descubre un foro de hombres blancos radicalizados que se consideran víctimas de una sociedad donde los hombres con “hombros angostos” carecen de amor. Estos “incels” (célibes involuntarios) culpan a las mujeres de su infelicidad. En un eco alarmante de los discursos antiinmigrantes y misóginos de la extrema derecha estadounidense, la historia de Tulathimutte toma un giro sombrío cuando Craig, consumido por el rencor y la amargura, decide tomar medidas drásticas.
La frustración y el odio impregnan cada una de estas historias. En “Pics”, Alison, una mujer blanca de treinta años, se obsesiona con Neal, un amigo de la universidad con quien compartió un breve encuentro. No hubo más noches juntos porque inmediatamente Neal la rechazó (“he is not in the right space for a relationship right now”), y Alison cae en su propia inseguridad creyendo que quizá hay algo malo en ella. Buscando desahogo, le cuenta todo a sus amigas de un chat. Por mensajes, repletos de emoticones y habla informal, ellas la escuchan y la validan; le ofrecen apoyo incondicional en momentos de vulnerabilidad. El problema es que los altibajos emocionales de Alison son demasiados y acaban por agotarlas. Unos meses después, Neal y Alison salen a cenar, pero él llega con una “hot asian girl”. Bajo el efecto del alcohol, Alison revela su pasado con Neal y se adentra en detalles íntimos. Habla de Neal y de sus “nipple-sucking proclivities”. Asimismo, sale a relucir su racismo cuando manifiesta “how it made sense he’d date a Filipina girl because he likes them dusky, but his parents would disown him if he ever dated anyone black or Latina”. Henchida de resentimiento, se refiere a la acompañante de Neal como una “Asian child bride”.
El tercer cuento es impactante. “Ahegao, or, the Ballad of Sexual Repression”, llamado así por los ojos bizcos que hacen los personajes en el hentai (el género de manga y anime de contenido pornográfico), trata sobre Kant, un tailandés norteamericano gay que ha reprimido su orientación sexual hasta los 31 años, al revelar sus más oscuras fantasías en un correo que por error envía a su familia y amigos. Creyendo que le escribe un correo a un actor de pornografía personalizada, Kant confiesa su adicción por prácticas sexuales sádicas, mismas que le impiden disfrutar de relaciones saludables. Su deseo de “boundless, monstruos subjugation, reified and reinforced by the hyperspecific porn that has been his lifelong solace”, lo consume, reflejando la misma búsqueda de poder que caracteriza a Craig y Alison. Kant goza al ver a sus parejas sufrir “the punishments that he, deep in the crawl spaces of his mind, fears he deserves”. Sin duda, las descripciones detalladas de sus fantasías sexuales alcanzan un nivel de perturbación inquietante que puede resultar difícil de leer, especialmente el apartado final. Este tipo de contenido busca provocar emociones desagradables en el público; también se le conoce como “anger porn”. ¡Reader be warned!: las imágenes de las fantasías de Kant serán imposibles de olvidar. De todos los apartados del libro, este me pareció el menos logrado, pues desvaloriza la historia por el absurdo de la última parte.
El cuarto apartado, “Our dope future”, está escrito en forma de una publicación en Reddit. Max, el protagonista, se presenta como “I (37M) am a serial entrepreneur […] home schooled, self made… always has his eye on the next move and tote family oriented”, seguido por un larguísimo resumen de su último fracaso amoroso a desconocidos en internet con la intención de pedir sus opiniones acerca del rechazo de su exnovia Alison (la misma rechazada del cuento “Pics”). Max asegura haber hecho todo bien en su relación, entonces no comprende cómo pudo haberse equivocado. Además de mantener a su novia, jura haberla intentado ayudar en todo. Sin embargo, el comportamiento obsesivo y controlador, disfrazado de “amor” de Max, debió ser una señal de alarma. Pronto le revela a Alison su verdadero propósito de vida: “The instant I hit retirement I want to start having kids. As many at a time as IVF will safely allow until we hit a dozen. I want us all to live under the same roof in a big mothership that takes care of our every need. Right when they are old enough, I want each of our dozen kids to start having a dozen kids of their own. Each family in their own house, each house in the same neighborhood, each kid raised exactly the same”.
Max tiene un sueño macabro: crear generaciones de hijos “optimizados” a través de la endogamia, con el objetivo de “mejorar” la “raza humana”. Aunque parezca una fantasía distópica, este concepto no es ajeno al de algunos empresarios tecnológicos, como Elon Musk, que, con once hijos, ha expresado su plan de construir una casa donde tendrá a todos ellos, de diferentes madres, viviendo bajo el mismo techo. También ha mostrado su interés en la ingeniería genética para crear seres supremos. Esto es, como le comenta a Max un usuario en Reedit, “Nazi shit”. Alison pues, se encuentra atrapada en el delirio de Max cuya visión de una humanidad “optimizada” es en realidad una herramienta para satisfacer su ego y dominar a los demás.
“Main Character”, la última historia del libro, es también la más extensa. Bee, hermana de Kant (protagonista de “Ahegao”), desde muy niña vende su género femenino a un niño. Hacia su adolescencia, rechaza cualquier etiqueta de raza y género. Ya en su adultez se dedica al mundo del “terrorismo identitario” en redes sociales, es decir, ataca las “políticas de identidad” desde miles de perfiles generados por ella. Estas controversias sobre raza e identidad en línea enfurecen a otros usuarios y desata el caos. Bee se obsesiona tanto que llega a pasar hasta 19 horas frente a la pantalla, publicando posts en Twitter desde diversas cuentas, para provocar la indignación de desconocidos. Después de recordar su vida universitaria, su hartazgo a la necesidad de adoptar una identidad y un género, Bee encuentra que en el mundo virtual puede ser quien quiera ser, portar mascaras e intercambiarlas por otras cuando lo desee. Después de abandonar su vida real por las de muchas vidas virtuales donde puede ser cualquier persona y ninguna a la vez, llega a una conclusión sobre el mundo en línea: “Online you can meet people but it’s not a community. In a real community, bonds are hard to dissolve, and antagonisms must be sustained. There’s continuity and unavoidable neighbors. The internet is millions of solitudes blinking in and out of existence. Each dreaming the others. Where a consensus reality is less an agreed-upon reality than a reality made of agreement. With identity it’s the same. This idea that a checkbox on a form is a service tunnel to a stranger’s soul. People will always fall for it. It’s a mistake to believe social media is all about hearts and thumbs, plants and eggplants. If everyone were only trying to be liked, then it’d be kinder and way more boring, but discourse is loneliness disguised as war. What people really want is to be perceived on their own terms. Which is so funny”.
Con mirada incisiva, Bee reflexiona que la ilusión de crear comunidad en línea es ficticia. En realidad, solo “somos millones de ojos solitarios” interactuando alejadamente, pero nunca logramos entablar una verdadera conexión, por lo que la idea de forjar identidad y formar comunidad a través de ese sistema es inútil. El deseo de todos es ser percibidos en sus propios términos, pero en el internet, esto se convierte en una lucha constante por la atención y la validación de seres desconocidos. Aunque estas interacciones en línea pueden ser una forma de lucha por la supervivencia, la empatía y la comprensión son escasas.
El libro cierra con “Re: Rejection”, que toma la ruta metaficcional en forma de una carta de la editorial a la que Tony Tulathimutte envió su libro. El título del correo revela el dictamen y en el cuerpo se desarrolla la crítica a la obra del autor, señalando que el peor error ha sido un exceso de “verdad”, además del abuso de la metaficción, una herramienta aburrida y “annoying”.
La segunda crítica parece atinada; el uso de la metaficción ha sido excesivo. Una o dos veces es suficiente, pero el que haya incluido la carta de rechazo de la editorial es, otra vez, demasiado. Si, por un lado, muestra la cualidad de autocrítica del autor, por otro, nos roba a los lectores la posibilidad de criticar su obra; además, devela su propia obsesión consigo mismo y lo que de su obra se pueda decir, lo que me lleva a pensar que el propio autor tiene pensamientos destructivos en torno a su obra y sobre sí mismo, equiparándose con sus propios personajes.
Más allá de esto, Rejection es un libro audaz y dinámico que rompe con la tradición del cuento al no poderse leer de otra manera más que la lineal, como una novela. Asimismo, su estructura, aunque extensa, invita a leer con pausas reflexivas. Una de sus principales virtudes es la exploración profunda de relaciones diversas: parejas hetero y homosexuales, personas sin género ni identidad, relaciones de amistad, de enemistad y encuentros virtuales. Tulathimutte posee un dominio perspicaz de los registros lingüísticos de cada grupo social, capturando la esencia del mundo real y digital con un estilo hiperrealista que raya en lo distópico y lo humorístico.
Rejection es una acertada sátira de la sociedad actual estadounidense, instalada en discursos violentos, creados por personas que se sienten rechazados y, a su vez, buscan lastimar a diestra y siniestra. Tulathimutte nos muestra un mundo sin rumbo, acelerado y ansioso por tomar el camino más destructivo, poblado de seres marginados que, como ya no tienen nada que perder, se vuelcan hacia la venganza: un escenario no muy lejano, como lo prueba el resultado de las elecciones presidenciales estadounidenses.